Por Héctor Alvizuri Vassi, Vicepresidente de APEECO
Desde los primeros casos de coronavirus en China se ha visto una rápida expansión de este a nivel mundial y ha sido catalogado como pandemia con una expansión en 177 países dando un aproximado de 680 mil casos de contagio y más de 32 mil muertos hasta la fecha. Esto ha hecho que los gobiernos de todo el mundo tomen medidas sanitarias, sociales y económicas para combatir el COVID-19.
Situándonos en el marco nacional se reportó el primer caso de coronavirus el 6 de marzo, lo que llevó al Estado peruano a tomar medidas para que su expansión sea controlada y, de esta manera, se reduzca el número de contagiados.
Ante esta crisis ocasionada por el COVID-19, el presidente Martín Vizcarra le pidió al pueblo peruano que se quede en casa la mayor cantidad de tiempo posible (aislamiento social), que no vayan a reuniones y tomen las medidas de higiene necesarias para evitar el contagio. Sin embargo, al parecer, entendimos mal el mensaje haciendo nuestra vida cotidiana de siempre, yendo a fiestas, bares y discotecas, creyendo que al comprar papel higiénico, alcohol y gel desinfectante todo estaría bien.
El Estado, al darse cuenta del escaso compromiso de la ciudadanía ante las advertencias y el aumento del número de contagiados, decidió salvarnos de nosotros mismos tomando una rápida medida. Para ello decretó el estado de emergencia, determinando una cuarentena a nivel nacional durante 15 días —la cual se ha prorrogado— e inmovilización social; método recomendado por los epidemiólogos para combatir el COVID-19, además de otras medidas, como el bono de 380 soles para las personas que viven en extrema pobreza y la ayuda a las mypes —debido a su limitada solvencia económica— mediante varios mecanismos financieros. Estas medidas han sido obedecidas con tranquilidad por gran parte de los peruanos.
No obstante, hay ciertas actitudes que han dejado mucho que desear, como la falta de solidaridad y de conciencia social, lo que llevó a actuar de forma irresponsable; ejemplo de ello son las compras excesivas de bienes básicos, que causaron un desabastecimiento en el mercado; también la desobediencia a las medidas sanitarias y sociales dadas por el gobierno, que han ocasionado 31,100 denuncias hasta el jueves 19 de marzo por incumplir alguna de las medidas decretadas y más de 26,000 detenidos hasta el 28 de marzo.
Economía Golpeada
En estos meses, la economía mundial ha sido golpeada fuertemente debido a las medidas de emergencia tomadas por los gobiernos, como el cierre de fronteras y el aislamiento social. Esto ha detenido la producción causando una recesión global que afecta a todas las empresas, y el Perú no es la excepción.
El economista Waldo Mendoza explica en el diario Gestión que el ingreso fiscal se verá afectado a causa de la caída del PBI y los precios internacionales; también por las medidas tributarias de alivio a las empresas y las personas, además del aumento en el gasto público para combatir la llamada “coronacrisis”.
Sin embargo, no todo está perdido. El profesor Mendoza dice que, al tomar las medidas económico-sociales apropiadas para combatir esta crisis, el Estado peruano podría tener un buen resultado logrando la inflación más baja y las finanzas públicas más sólidas de América Latina.
Como peruanos responsables debemos acatar las normas de seguridad e higiene que son difundidas por el gobierno desde hace semanas para combatir esta crisis de manera eficaz. Para ello, debemos dejar de comprar productos en exceso para que no se inflen los precios por el desabastecimiento innecesario de los mercados; también tomar en cuenta los antecedentes ocurridos en otros países para no llegar a las situaciones extremas por las que están pasando. Es el caso de Italia, donde su sistema de salud ha colapsado y donde están dejando morir, como última medida, a los ancianos mayores de 80 años y han llegado a una cifra de 919 muertos en un solo día (miércoles 27 de marzo); o España, que tiene más de 78 mil infectados y 6528 muertos hasta la fecha. Sin las medidas necesarias, esto puede convertirse en nuestro futuro.
Debemos ver esta crisis con toda la seriedad del caso, pues está afectando a decenas de miles de personas en el mundo. El coronavirus no es lo que nos está matando, sino la falta de precaución, el no acatar las medidas, la indiferencia social y la falta de responsabilidad. Por eso, lo mejor que podemos hacer es quedarnos en casa.
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