La Dudosa Representación Por Parte De Los Outsiders

Fotografia: Pixabay.com

Por Alejandra Lizeth Salas Talavera, estudiante de economía de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa - UNSA.

Corrupción, la palabra más sonada en Latinoamérica en estos tiempos que, al escucharla, causa un cierto temor y enojo por parte de la población, que la asocia con las acciones de una demasía de actores públicos incurridos en la política. El dicho “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, recalca mucho la realidad de la región, ya que son las mismas personas quienes eligen a sus propios representantes, pero lo que más preocupa son las malas elecciones acumulativas que van dejando una huella perjudicial en los países.

La política se ha vuelto un espectáculo presentado a la población, comenzando a relucir las interesantes hojas de vida de los candidatos, los debates de ideas que hay entre ellos y las acciones que realizan en plena campaña política que, principalmente, son divulgados por los medios de comunicación, teniendo una gran influencia en el electorado.

Latinoamérica ha presenciado muchas crisis económicas, sociales y sobre todo políticas que anteceden a las elecciones, saliendo a la luz diversos personajes haciéndose llamar “salvadores”, proponiendo un cambio y recalcando que no son como los típicos políticos ya existentes. Con este discurso, convencen a los ciudadanos que deberían ser sus representantes, así no hayan tenido experiencia en el sector. A este tipo de personas se les suelen llamar los “outsiders”, como lo menciona Pastor Neyra (2012): “ […] es un individuo que viene de fuera del sistema de partidos y de la sociedad política, con un prestigio ganado en otra actividad, diferente de la política, y por estas razones, en una situación de crisis de una forma de representación, la gente se inclina a confiar en ella o él”. Analizando la descripción y, sobre todo, nuestra historia Latinoamericana, nos damos cuenta que hemos sido una región con gobernantes de este tipo. Hoy en día muchos han sido presos, prófugos y acusados por su accionar frente a los puestos que dirigieron; en pocas palabras, solo veían a la posición  representativa como un generador de lucro. 

La historia política de Perú es muy diversa desde hace años y más aún con la aparición de los outsiders, recalcando que no poseen experiencia en el sector público como para tener referencia de lo que deben realizar al momento de ocupar un cargo. Estas personas, llamándose independientes, atrapan a su audiencia, que es la población, con un discurso antipolítico y antisistema, desvalorizando la política, la democracia e institucionalidad aunque hayan estado relacionados con las instituciones políticas. Los perfiles de estas personas van acompañados de populismo, dan a conocer sus propuestas y cuando llegan al poder, ni las toman en cuenta o las cambian drásticamente. Aún más, en su mayoría, este tipo de acciones son para satisfacer sus propias necesidades de manera egoísta o las de otras personas mediante favores, perjudicando a la población de una manera tan injusta.

Como dice Napoleón Bonaparte: “Quién no conoce su historia, está condenado a repetirla”. Ya hemos tenido muchas experiencias de este tipo de personas en cargos grandes, que se aprovecharon de los contextos de terrorismo, violación de derechos humanos, hiperinflación económica, corrupción y pobreza. Tuvieron una gran oportunidad para hacer algo bien por el país, pero solo nos dimos cuenta de que van por el aventurerismo político; muchos de ellos, para ganar un buen sueldo siendo tan incompetentes en la política, dejando a los países con desempleo, inseguridad, más corrupción, crisis económica, pobreza y tráfico de influencias. 

Se pudo haber evitado la aparición de outsiders si tan solo no hubiera habido una crisis de partidos políticos. Los ciudadanos generalizan la idea de que si llega alguien fuera del círculo político ya existente, será mejor para el puesto. Últimamente nos hemos visto rodeados de una gran oferta de partidos políticos, tanto así que nos percatamos que unos ya no existen, otros recién fueron creados y solo unos pocos quedan en el camino. Todo hubiese sido distinto si tan solo los mismos partidos políticos se hubieran empeñado en ser sólidos, en existir todos los días del año y no solo en campañas políticas. “La política aleja a los mejores, atrae a los peores” (Martin Tanaka, 2018, Extraído del libro: “El outsider”). 

La población debe informarse por quién votar; varios ven esta oportunidad para tomarla como un “puesto de trabajo”, para obtener buenas remuneraciones hacia ellos mismos sin hacer nada a favor del país. Así como lo menciona Umberto Jara (2018), varios de estos son empresarios, futbolistas, conductores de medios de comunicación, artistas, choferes, catedráticos sin títulos universitarios y administradores de pollerías. No está mal que ellos postulen a cargos representativos, pero por lo menos deberían poseer conocimiento de los procesos o cómo funciona el sistema público, y varios de ellos no lo poseen. 

Así como tenemos derechos en la Constitución, también tenemos deberes y uno de estos es el informarnos, principalmente de a quiénes damos nuestro voto y serán nuestros representantes por un periodo. Hay una gran diversidad en la población de los países y, si bien varios de nosotros poseemos acceso a la información, otra parte de la población no lo tiene. Se deberían implementar mecanismos informativos, principalmente por parte del gobierno así como de las ONG’s en las ciudades lejanas donde el acceso a información es escaso. Debemos ponernos en el papel serio de ciudadanos como tal, para discernir y elegir correctamente a nuestras siguientes autoridades.

Referencias

  • Jara, U. (2018). El Outsider. Lima: Planeta. Obtenido de: https://www.planetadelibros.com.pe/pdf/186_PRIMER_CAPiTULO_EL_OUTSIDER.pdf
  • Neyra, P. (2012). Los outsiders en el Perú. LEX Facultad de Derecho y Ciencia Política, LEXX n° 10 , 393. Obtenido de: http://revistas.uap.edu.pe/ojs/index.php/LEX/article/view/228

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