Por Margaret Coaquira Velásquez, estudiante de la Universidad Nacional del Altiplano.
“Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. (…) Y la gente empezó a pensar de forma diferente.” (O'Meara, 2020)
Remontémonos al siglo XIV de la edad media, donde la humanidad afrontaba una de sus más grandes epidemias, la recordada peste negra. En el principio de esta enfermedad la humanidad no conocía cuál era la verdadera forma de infección y aducían que se daba mediante los olores pestilentes que emanaban los cuerpos de las personas contagiadas. Ante ello, muchos médicos sentían la necesidad de estar protegidos al momento de atender al enfermo, así que crearon unas máscaras en forma de pico de ave, rellenas por dentro con hierbas aromáticas para mitigar los olores. El resto de la historia ya la sabemos, estas máscaras pasaron por una metamorfosis hasta llegar a lo que hoy conocemos como mascarillas quirúrgicas.
Al igual que en la mencionada pandemia del siglo XIV, en la actualidad se vive otra pandemia resumida en covid-19. Y no cabe duda que del mismo modo se están creando nuevas necesidades, las cuales cambiarán el ritmo de vida a nivel mundial. Aunque no conozcamos con exactitud cuándo será el fin de esta pandemia, existen diversas opiniones que convergen en un avistado futuro cambiante.
A pesar de que existen muchas personas con cierto miedo a la infección del virus, existen otras que -además de ello- le empiezan a tener miedo a las alteraciones de su vida cotidiana, sus rituales y sus tradiciones. Y es que indudablemente todo, desde generar ingresos hasta tener bajo control la provisión de alimentos, se ha vuelto más “difícil”, pues el famoso covid-19 está impactando en el comportamiento y forma de vida de las personas a nivel mundial, y como era de esperarse Perú no es la excepción.
Es en esta línea donde surgen dos planteamientos, ¿Es acaso cierto que no existe algún tipo de destello dentro de este cuarto oscuro? ¿Podemos vislumbrar oportunidades en esta situación? La respuesta empieza con un contundente “no” y termina con un alentador “sí”.
Recordemos una escena de Stephen Hawking en su película titulada “La teoría del todo”, donde mencionaba una célebre frase: “La inteligencia es la habilidad de adaptarse al cambio”. Sin duda alguna muchas empresas se han visto perjudicadas ante el covid-19, pero existen otras que han estado, están y estarán obteniendo beneficios a raíz de cambios en las necesidades del consumidor. Dentro de este último grupo de empresas, se encuentran aquellas relacionadas con la industria farmacéutica, delivery, digital, Fintech, entre otras. Sin embargo, resulta apropiado analizar la industria Fintech, pues la combinación de las finanzas y la tecnología no podía estar ausente en las preferencias del “nuevo consumidor”. Y para ello, es adecuado analizar – a modo de dar un diagnóstico- la “metamorfosis” del antiguo al nuevo consumidor.
La “metamorfosis” del consumidor
Desde que el gobierno empezó a contemplar medidas de contención para frenar la expansión del covid-19, se han evidenciado cambios en el ritmo y forma de consumo de las personas. Y es que el “pánico” ha jugado un papel importante en las compras que se han registrado en las últimas semanas.
La primera fase de esta “metamorfosis” se da con el pre aislamiento social y se relaciona muy estrechamente con el pánico, para ello es necesario ver algunas estadísticas. Según la plataforma de Bloomreach, en la última semana de febrero, se incrementaron las compras de ciertos bienes alrededor del mundo. La venta de mascarillas, geles antibacteriales, comida enlatada, desinfectantes, jabón de mano y papel higiénico, aumentaron en un 590%, 420%, 183%, 178%, 33% y 26%, respectivamente. Estas cifras reflejaron una preocupación por el “desabastecimiento”, y por supuesto la población peruana tuvo un comportamiento en esta línea.
La segunda fase se da en el “modo avión” del consumidor durante el aislamiento, donde el consumo de información y el uso de plataformas digitales se han interpuesto en la vida cotidiana de las personas en confinamiento. De acuerdo a la plataforma digital financiera Niubiz, en el Perú desde el 16 al 22 de marzo, se registró la suma de 10 millones de soles consumidos en el comercio electrónico; además, el ticket promedio (valor promedio de cada venta hecha en una tienda online) del comercio electrónico creció en un 49% respecto a días previos al confinamiento, registrando el valor de S/.351; y los rubros que presentaron mayor crecimiento dentro del e-commerce fueron las veterinarias, educación, supermercados y pagos de servicios básicos. Además de ello, aumentó la demanda de aplicaciones digitales de entretenimiento, pues según el Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL), las aplicaciones más usadas por los peruanos en el estado de emergencia están siendo Netflix, TikTok y Facebook. Cabe resaltar que estas cifras darán criterios para poder incidir en las tendencias de la tercera fase.
Ya habiendo conocido la primera y segunda fase del consumidor peruano, la “metamorfosis” va llegando, pues comprendemos las adaptaciones y comportamiento del peruano en estos tiempos de covid-19. Hablamos de la tercera fase -tal vez la más importante- donde el post-aislamiento social se verá reflejado en un nuevo consumidor. El paisaje de este nuevo consumidor tendrá ejes importantísimos para que las empresas puedan ver oportunidades ante el covid-19, resaltaremos dos de ellos; el primero empieza con la frase popular: “En casa estoy seguro”, donde se usa la casa como una especie de trinchera y se crea un espacio donde se puede controlar las variables internas y externas como medida de protección; el segundo eje se cristaliza mediante la frase: “Por internet es más fácil”; donde el teletrabajo se da porque las empresas se han dado cuenta de que es posible realizar un trabajo remoto; el e-learning se interpone a la educación tradicional porque simplemente la educación no puede parar; el entretenimiento colectivo digital se comparte en mayor magnitud porque es más económico y simple; y el tan aclamado e-commerce se da porque sencillamente el comportamiento de las personas en su consumo está cambiando la forma del comercio conservador.
Habiendo llegado hasta este punto, más de uno se habrá podido dar cuenta que el nuevo consumidor redefinirá las estrategias de mercado de las organizaciones. Pues, el solo hecho de estar en tiempos disruptivos, nos podría llevar a pensar que nos encontramos frente a una “nueva normalidad”, lo cual direcciona a las personas y organizaciones a optar por nuevas medidas inmediatas y de gran relevancia en la continuidad de sus actividades. Es así que se abre el telón para que entre a escena la oportunidad para la industria Fintech ante el covid-19.
La industria Fintech ¿Sólo moda?
Entender la terminología “Fintech” es muy fácil, pues nace a raíz de una fusión entre “finance” y “technology”. Surgió de la necesidad de dar soluciones simples a operaciones financieras haciendo uso de la tecnología para crear productos financieros rápidos, innovadores y de bajo costo. Soluciones como pagos, cobros, transferencias, corowfunding (inversión y financiamiento de emprendimientos), crowlending(innovadores préstamos), concesión de préstamos personales, big data, utilización de algoritmos, autenticación biométrica de clientes, entre otras, hacen que la industria Fintech esté siendo cada vez más -y más y más- atractiva para los consumidores y empresas.
La tendencia de la industria Fintech es bastante alentadora para los empresarios inmiscuidos en ésta. Veamos cifras, de acuerdo a The Financial Brand, el 2019 tuvo un gran crecimiento de la inversión en las Fintech para EEUU, pues se invirtieron 18 mil millones de dólares, ello a comparación de los 13 mil millones de dólares invertidos en el 2018; y para el 2020 también se perfila un crecimiento. Y ¿Cómo está la situación en nuestro país? Según la Cámara de Comercio de Lima, en el Perú el número de estas soluciones tecnológicas financieras es como sigue a continuación, en el 2016 fue de 24; el 2017, 47; el 2018, 74; el 2019, con 150; y para este año se tiene proyectado llegar a las 200, además se proyecta el movimiento de 4 mil millones de dólares en este rubro. No cabe duda que estas cifras son reconfortantes para las Fintech, así como para sus usuarios que son personas y empresas, por ello es apropiado puntualizar el lado positivo y negativo del covid-19 en la industria Fintech.
(+) La oportunidad de la industria Fintech. Como vimos, la tendencia de los consumidores apunta a la digitalización. Ello direccionaría a muchas instituciones financieras tradicionales a acelerar esfuerzos de innovación digital y como resultado esta banca conservadora tendría que recurrir a las empresas Fintech para asegurar sus actividades. Por otro lado, las empresas que brindan el acceso a bienes y servicios en nuestra economía también estarían dispuestas a recurrir a las Fintech, pues estas últimas actuarían como un broken entre el vendedor y consumidor. Además, el debilitamiento de las economías puede encaminar las decisiones políticas de gobierno y reguladores financieros hacia la inclusión financiera y con ello la estimulación para la expansión de las Fintech. Por ejemplo, en Corea del Sur se plantea flexibilizar las regulaciones en las Fintech y otras diez industrias más, la razón de ello es impulsar la economía y paliar los efectos del covid-19.
(-) No todo es color de rosa.
En el corto plazo ha habido un traslado significativo de las inversiones hacia aquellas más seguras, lo que podría afectar negativamente a los fondos de capital de riesgo y ello repercutiría en el crowfunding (donación a un emprendimiento nuevo, de forma desinteresada) y equity crowfunding (inversión que se realiza en un nuevo proyecto para conseguir un porcentaje de participación). En otras palabras, el hecho de que el covid-19 cree incertidumbre a nivel mundial, hace que los inversionistas que estaban dispuestos a dar su dinero para proyectos nuevos -las famosas startups- se vean desmotivados para hacerlo y el efecto que crearía ello es el poco movimiento de dinero en las Fintech. Por otro lado, la paralización de la producción ocasiona que las personas perciban menos ingresos, y con ello que en los créditos y préstamos de las Fintech se perciba un efecto adverso, pues se corre el riesgo de tener que optar en demasía por las tasas de morosidad.
Como ya más de uno habrá podido notar, existe un gran reto por delante para la industria Fintech frente al covid-19 y su desenlace. Sin embargo, también existe un gran reto para el marco regulatorio específico de los servicios tecnológicos financieros, y en el Perú ello podría limitar su expansión. Si bien es cierto, en enero del 2020 se aprobó el decreto de urgencia N° 013-2020 que promueve el financiamiento de las Mipyme, emprendimientos y startups; y éste es un precepto que establece un marco jurídico para la regulación y supervisión del financiamiento participativo financiero (FPF) con la Superintendencia del Mercado de Valores como regulador; esta norma aún no entra en vigencia, ya que no se tiene el reglamento que detalle las obligaciones, prohibiciones, requerimientos, montos y plazos necesarios para el correcto funcionamiento de las FPF. Habiendo comentado ello, podemos inferir que la industria Fintech no solo es moda, sino, una tendencia marcada que viene a quedarse en nuestras vidas; con un marco regulatorio específico, por supuesto.
Un comentario final…
Como en todo ecosistema, la naturaleza del más fuerte regirá la supervivencia. Frente al covid-19 hay dos maneras muy distintas de mirar el paisaje; una crisis puede hacer mucho daño a unos, o puede convertirse en la mayor oportunidad para otros. No caigamos en la utopía al decir que esta crisis va a dejar todo como estaba hace un par de meses, porque ciertamente es complicado afirmar ello. El consumidor está cambiando y lo hace en un “modo avión” desde su casa. Ese “modo avión” del consumidor le lleva a tener cambios repentinos y significativos en su comportamiento, lo que está desencadenando una gran oportunidad para la industria Fintech, con cierta turbulencia, pero que sin duda alguna el vuelo llegará a su destino.