El Misterio del Capital, una Campana de Vidrio

Fotografía: Imagen de Steve Buissinne en Pixabay

Por Carlos Idrogo Benavides, egresado de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.

Cuando escuchamos el término “capital”, ¿qué es lo primero que se nos viene a la mente?, muchas veces relacionamos este término con el dinero, si bien es cierto el dinero es usado como un medio de pago para la compra y venta de bienes y servicios, sin embargo, este no es el progenitor del valor agregado que le podamos dar a los activos. Este concepto erróneo nos ha impedido ir más allá de lo que nuestros sentidos pueden apreciar. Sin duda alguna, los países de occidente son los que tienen muy clara la definición de “capital” y esto les ha permitido crear un sistema administrativo que los ha llevado a ser los países desarrollados que hoy en día son; un sistema que ha creado una campana de vidrio (imaginaria), dentro de la cual se encuentra un pequeño grupo de la población mundial beneficiada por el capitalismo. Sin embargo, en los países que se encuentran en vías de desarrollo dicha definición resulta un tanto confusa.

Entonces, ¿qué factor ha hecho posible que algunos países posean un mayor nivel de desarrollo que otros?, es esa la pregunta que busca responder el presente ensayo, donde se pretende abordar el concepto de “capital” bajo una nueva perspectiva que nos permita ampliar nuestro panorama respecto a este tema y así corregir las fallas institucionales que desafortunadamente siguen caracterizando a nuestro país.

Según Adam Smith, el capital es el potencial que poseen los activos para desplegar una nueva producción (Smith, 1976), es considerado también como aquella parte de los activos de un país que pone en marcha la producción excedente y a su vez incrementa su nivel de productividad. Smith consideró que dicho nivel de productividad podía ser elevado mediante la especialización, estableciendo una relación directa entre ambos términos. El economista Jean Baptiste Say afirmó que el capital es de naturaleza inmaterial debido a que no es la materia lo que hace al capital, sino más bien el valor de aquella materia. (De Soto, 2000)

Dicha definición la tienen muy clara los países de Occidente, esto les ha permitido darle un valor agregado a todos los recursos con los que cuentan, por ejemplo, en el caso de la existencia de un lago en lo más alto de una montaña, este recurso hídrico sería aprovechado para la generación de energía eléctrica que podría ser usada para impulsar la maquinaria de una fábrica. Este ejemplo nos permite reconocer que dicho beneficio que reporta el lago no proviene de sí mismo, sino que ha sido necesaria la intervención de la mano del hombre.

Mientras que los países en vías de desarrollo no han sabido darle un valor agregado a los recursos naturales con los que cuentan, cayendo así en lo que conocemos como “La maldición de los recursos”, un claro ejemplo de esto es lo que ocurre en el Perú país que, a pesar de haber ocupado el segundo lugar como productor de cobre a nivel mundial con 2 400 millones de toneladas en el año 2019, aún es considerado un país en desarrollo. (Fernández, 2020)

Frente a lo expuesto, se plantea la siguiente interrogante, ¿cómo saber a quién le pertenecen los activos que usaremos para elevar nuestro nivel de productividad? Esto es posible a través de los derechos de propiedad. Para poder establecer un adecuado control de los activos, los países de Occidente han establecido desde hace varias décadas un sistema de propiedad formal, que les ha permitido transformar activos en capital. Este sistema engloba un conjunto de normas legales en las que se detallan, describen y organizan los aspectos sociales y económicos más importantes de los activos. Para el desarrollo de este sistema fue necesaria la creación de una gran base de datos en la que se almacenó información respecto a las reglas de riqueza acumulada de los ciudadanos.

Dicha estrategia, ha permitido aprovechar el valor de cada activo existente, a su vez el sistema ha facilitado la compra y venta de los mismos, debido principalmente a la confianza que ha creado. Con esto se da respuesta a la pregunta planteada inicialmente.

Sin duda alguna, este sistema ha beneficiado significativamente al desarrollo de actividades económicas facilitando el intercambio de activos, debido a que ya no es necesario visitar a cada propietario para conocer las características del bien. Asimismo, es importante destacar que el sistema ha elevado en gran magnitud el nivel de responsabilidad de la población ya que es más fácil detectar las faltas que se puedan cometer en los contratos. La facilidad de dividir los activos sin tocarlos es también uno de los beneficios del sistema en cuestión, ahora los ciudadanos tienen la posibilidad de fraccionar sus activos en participaciones lo cual eleva aún más el valor de estos.

Desafortunadamente en el Perú, al igual que todos los países que se encuentran en vías de desarrollo, la falta de un sistema semejante al que acabamos de describir, hace imposible aprovechar el máximo potencial económico de los activos que se encuentran a su disposición.

Por ello, es necesaria la mejora del sistema con el que viene trabajando la superintendencia Nacional de Registros Públicos (SUNARP), la cual a pesar de haber permitido tener un mayor control sobre los bienes inmuebles de la población, aún existen miles de peruanos que desconocen del proceso a seguir para registrar sus propiedades, de acuerdo con lo publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en su Encuesta Nacional de Programas Presupuestales del 2011 al 2017, solo un 88.4% de viviendas particulares propias cuentan con título de propiedad inscrito (SUNARP, 2018); y es aquí donde podemos evidenciar que aún existe una brecha por cerrar.

Por último, después de haber señalado los grandes beneficios que el sistema de propiedad formal ha traído a los países Occidentales, la gran interrogante que aún queda por responder es ¿por qué no todos los países han optado por seguir este sistema de propiedad formal? 

Sin duda alguna, la aplicación de este sistema dentro de los países en vías de desarrollo haría posible romper “la campana de vidrio” creada por el capitalismo, en la que solo una pequeña parte de la población mundial se ve beneficiada.

Referencias

De Soto, H. (2000). El misterio del capital. Lima: El planeta.

Fernández, L. (24 de junio de 2020). Statista. https://es.statista.com/estadisticas/635359/paises-lideres-en-la-produccion-de-cobre-a-nivel-mundial/#:~:text=Esta%20estad%C3%ADstica%20muestra%20un%20ranking,4%20millones%20de%20toneladas%20m%C3%A9tricas.

SUNARP. (20 de julio de 2018). SUNARP. Obtenido de SUNARP: https://www.sunarp.gob.pe/PRENSA/inicio/post/2018/07/20/el-88-4-de-viviendas-particulares-del-pais-tiene-titulo-inscrito-en-registros-publicos

Smith, A. (1776). La riqueza de las naciones. En S. Adam, La riqueza de las naciones. Londres: Alianza Editorial.

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