¿Realmente vale la pena seguir con la ONP?

Por Sandro Peirano, Maythe Cossio, Alvaro Quispe, Darlyne Montalvan y Eduardo Alarcon, estudiantes pertenecientes a la agrupación ECOS - UNALM, de la Universidad Nacional Agraria La Molina.

“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”

-Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 25.1).

¿Cuál es la necesidad de un sistema de pensiones?

La manutención de cada persona depende principalmente de sus ingresos. Al envejecer, disminuyen, a tal punto que la fuente principal de sustento proviene de las transferencias de familiares, ahorros acumulados e inversiones. Sin embargo, los jóvenes no anticipan las necesidades futuras que se pueden presentar, razón por la cual las decisiones que toman ponen en riesgo su sostén económico futuro (miopía previsional según el Banco Mundial). Incluso aunque no existiera esta dificultad, la falta de instrumentos de ahorro adecuado plantea un problema. Es aquí donde entra el sistema de pensiones como mecanismo de generación de ingresos a aquellas personas que se encuentran en la tercera edad.

División del sistema de pensiones

En el Perú, el sistema está conformado por dos pilares: el sistema público de reparto y el sistema de capitalización individual. El primero se trata de un sistema de beneficios definidos, de carácter solidario, con aportaciones en forma de impuestos a los salarios para crear un fondo (común) y posteriormente repartirlo entre los afiliados. El último consiste en un sistema de aportaciones definidas, donde los aportes que realiza el trabajador se registran en una cuenta individual.

La Oficina de Normalización Previsional (ONP, antes llamada Instituto Peruano de Seguridad Social, IPSS), organismo público del sector economía y finanzas, constituye un sistema público de reparto. Fue creado el año 1992 bajo el Decreto Ley 25967 con el objetivo de administrar el Sistema Nacional de Pensiones (SNP), creado en el gobierno de Juan Velasco Alvarado (Decreto Ley 19990). Esta financia las pensiones principalmente con el pago de contribuciones almacenadas en un fondo. El principio bajo el cual funciona este sistema es el de la solidaridad intergeneracional; en otras palabras, pensar en el resto de generaciones y actuar de manera solidaria con ellas.

El Sistema Privado de Pensiones (SPP) se fundó en el año 1992 bajo el Decreto Ley 25897 durante el gobierno de Alberto Fujimori y representa el sistema de capitalización individual. Es un régimen de ahorro previsional obligatorio para los trabajadores dependientes basados en cuentas individuales. Estas cuentas son administradas por instituciones financieras denominadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Este sistema se basa en la capitalización de los ahorros de los afiliados, ya que las AFP invierten los ahorros. 

En realidad, la creación del SPP respondió a una serie de problemas que presentaba el otro sistema.  El tiempo ha demostrado que las dificultades del sistema nacional no solo perduran, sino se agravan. Entonces, ¿cuál es el problema? Una examinación de las condiciones con las que opera la ONP pondrá en evidencia su funcionamiento ineficiente dentro del sistema vigente de pensiones. Teniendo en cuenta esto, surge la siguiente pregunta, ¿será viable que dicha organización siga en funcionamiento?

Problemas fiscales

Por un lado, la ONP se encuentra con un déficit fiscal considerable. A raíz de esto, se requiere que el gobierno realice cuantiosas transferencias anuales equivalentes al 0.2% del PBI para cumplir con el pago mensual a sus pensionistas (MEF, 2004). Se ha estimado que, en el año 2013, la diferencia entre el dinero que se necesita en los fondos y las contribuciones por parte de los afiliados, también llamado déficit actuarial, fue de aproximadamente 70.200 millones de soles, aproximadamente el 21% del PBI. Asimismo, los estimados de este déficit parecen situarse alrededor del 20% del PBI (Olivera, 2016).

Problemas poblacionales

Respecto a los cambios demográficos, la Organización Mundial de la Salud (2017) ha proyectado que, entre 2015 y 2050, la proporción de la población mundial con más de 60 años aumentará del 12% al 22%. Esto resultará problemático, ya que se tendrán que pagar más pensiones mientras que el número de afiliados al sistema permanecerá relativamente constante. Para ponerlo en perspectiva, en el año 2017 la razón de aportantes por cada pensionista era de 2.8, mientras que, alrededor del año 2055, se calcula que será de 0.5 (El Comercio – IPE, 2019).

Figura 1. Población por grupos de edad. Fuente: INEI. Elaboración Propia

Cobertura insuficiente

Por otro lado, la cobertura que ofrece las pensiones de la ONP en el Perú es insuficiente principalmente por dos factores: Primero, una proporción importante de trabajadores en el mercado laboral consta de informales e independientes que, al no estar afiliados al sistema de pensiones, no pueden contribuir. Segundo, menos del 50% de la población se encuentra inscrita en él y de estos, por si fuera poco, menos del 40% hace aportes regularmente para sus pensiones (Abusada, 2020).

Conclusión

Hemos observado que, tal como está estructurado el sistema de pensiones, la ONP parece estar pasando a ser obsoleta y resulta inviable seguir manteniendo este organismo público principalmente por tres razones. La primera, operar con un grave déficit fiscal, aumentando el gasto del gobierno debido a las transferencias que tiene que realizar para financiar las pensiones y empeorando la situación fiscal del país. La segunda, el problema demográfico de la tendencia a un envejecimiento acelerado, puesto que el reparto se tendría que dar entre más personas con prácticamente la misma cantidad de aportantes. Y la tercera, la cobertura insuficiente que las pensiones ofrecen debido principalmente por dos factores: el que la mayoría de trabajadores laboren de manera independiente o sean informales y, por lo tanto, no aportan, y por una captación insuficientes de afiliados (menos de la mitad de la población).

Reflexión

Evidentemente, conservar la ONP no representa una decisión sostenible. ¿Será necesario cerrarla? Se estima que el costo de cerrar la ONP superaría el costo de mantenerla durante 20 años (El Comercio – IPE, 2019) que, si bien es cierto que supone un esfuerzo grande, prolongar un problema nunca será la solución, especialmente cuando la seguridad social está en juego.

Por otro lado, el SPP no se encuentra exento de problemas (altos gastos administrativos, por ejemplo). Quizá la solución no consista en realizar modificaciones en el sistema vigente, sino reformarlo. Aunque el objetivo de este trabajo no es el de presentar soluciones a los problemas del sistema de pensiones, es oportuno mencionar que una propuesta quizá sea la de combinar ambos sistemas (el nacional y el privado) en un Sistema Integrado de Pensiones (SIP), por ejemplo.

Finalmente, hay que tomar en cuenta los hechos que están ocurriendo en la actualidad para elegir una medida de manera acertada. Las proyecciones de la OMS que se referían al cambio demográfico no incluyeron la aparición de una pandemia a nivel mundial. Haddini y Hernández (2020) advierten que la población de tercera edad es la que presenta mayor riesgo a enfermarse gravemente del virus, por lo que se espera un cambio en la tendencia de envejecimiento.

Sin importar el tipo de política que se emplee, ya sean modificaciones del sistema de pensiones vigente o una reforma, nunca se tiene que olvidar que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado y digno.

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