¿Qué tan peligroso es que las empresas privadas puedan importar y comercializar vacunas contra la covid-19?

Por Diego Mestanza Macazana, estudiante de economía de la Universidad de Lima.

Es inevitable reconocer que desde inicios del año, el Perú evidencia una “segunda ola” de contagios y fallecimientos. Es en este escenario de preocupación y de retorno de las medidas drásticas de aislamiento implementadas a inicios del año pasado, en el que ha sido de conocimiento público los acuerdos de negociación del gobierno peruano con laboratorios internacionales para la compra de vacunas contra la Covid-19. Los acuerdos cerrados y el inicio del proceso de vacunación llegan a ser preocupantes si nos comparamos con países de la región como Chile, en donde se inició el proceso de inmunización desde diciembre del año pasado y actualmente, más de dos millones y medio de personas ya han sido vacunadas (La Tercera, 2021). Además, posee órdenes de compra de 88 millones de dosis, lo que representa inmunizar a más del 200% de su población (Launch & Scale Speedometer, 2021). Por otra parte, si bien Perú, en los últimos meses, ha acelerado el proceso de las negociaciones llegando a cerrar contratos de 72 millones de dosis (Launch & Scale Speedometer, 2021), la gran mayoría de estas llegarán a partir del segundo trimestre del 2021 (Gobierno del Perú, 2021).

En este contexto, han surgido iniciativas del sector privado para adquirir vacunas y de esta manera agilizar el proceso de inmunización a la población peruana. Sin embargo, desde el ministerio de salud, la nueva cartera comandada por Oscar Ugarte ha expresado que la incursión del sector privado no será posible, indicando que esto puede tener una consecuencia negativa en el cumplimiento del proceso de vacunación nacional contra la Covid-19 implementado por el gobierno (Gestión, 2021a).

Demanda Internacional

Actualmente, la demanda por las vacunas de la Covid-19 es descomunal. Los países de todo el mundo intentan cerrar contratos de inmensas cantidades para poder proteger a toda su población. Consecuentemente, muchos países están quedando rezagados en el inicio del proceso de inmunización, como se puede ver en la Imagen 1.

Fuente: El País. Tomado de: www.elpaís.com

La empresa privada y la agilización del proceso de vacunación

Los defensores de la incursión del sector privado alegan a la eficiencia de este a la hora de brindar servicios. Esto puede verse avalado en la teoría económica, dado que las empresas privadas poseen un mayor incentivo que las empresas del sector público para administrar mejor sus recursos y así obtener mayores niveles de rentabilidad. Además, las grandes empresas privadas y/o conglomerados poseen una gran capacidad adquisitiva, de negociación y de logística que los haría capaces de comprar y distribuir vacunas sin muchos problemas.  

En este sentido, y conociendo que la mayoría de los lotes con contratos cerrados por el gobierno peruano tardarán en llegar a nuestro país, el sector privado puede ser de gran apoyo para agilizar el proceso de inmunización.

Precios y Pobreza Económica

Por otra parte, los detractores de la incursión del empresariado indican que, si se les permite comercializar las vacunas, los precios serían exorbitantes. 

Partiendo del supuesto que serían pocas las empresas que comprarían las vacunas y dado que el producto sería cuasi-homogéneo, estaríamos en presencia de un oligopolio. Según la teoría económica, en este tipo de mercado las empresas no son fijadoras de precios al nivel de un monopolio; sin embargo, cada empresa en este sistema tiene cierta influencia sobre el precio. 

Por otro lado, entre las prácticas ilegales más comunes entre empresas en este tipo de mercado es la Colusión; es decir, las empresas se pueden poner de acuerdo en la fijación de precios, ya sea aumentándolos o disminuyéndolos. Esta práctica es penalizada en la mayoría de los países, pero suele reconocerse mucho tiempo después de cometido el ilícito.

Lo anteriormente mencionado, en conjunción con una demanda exorbitante de las personas hacia la vacuna, originaría un posible aumento de su precio a niveles como los vistos a inicios de la pandemia con medicamentos y el oxígeno medicinal. Por lo tanto, solo un limitado grupo de personas con cierta capacidad adquisitiva podrían comprarlas; en cambio, las personas más vulnerables, debido a su condición económica, no tendrían posibilidad alguna.

Precios Tope

En un escenario como el planteado, el control de precios salta a la palestra como posible solución. Sin embargo, como se mencionó en un artículo anterior (ver artículo de APEECO: Control de Precios ¿Es eficiente o no?), la implementación de esta medida desincentivaría al empresariado al momento de tomar la decisión de importar vacunas; además, puede causar el desabastecimiento y consecuente aparición de mercados negros, en el cual los precios serían estratosféricos.

No obstante, si el Estado distribuye las dosis de vacunas eficientemente al mismo tiempo que el sector privado las vende, se podría mitigar algunos efectos negativos del estímulo artificial de la demanda generado por el control de precios. Sin embargo, lo más probable es que las vacunas compradas por el sector privado lleguen más rápido que las ya compradas por el Estado y exista un periodo amplio en donde las personas solo puedan ser vacunadas si compran una dosis.

Cumplir con las etapas de inmunización

El Ministerio de Salud implementó un plan de vacunación que se conforma de tres fases. En la primera, se vacunará al personal de salud, fuerzas armadas, personal policial, bomberos, personal de serenazgo, brigadistas y a la cruz roja. En la segunda, se vacunará a los adultos mayores de 60 años, personas con comorbilidad, población de comunidades nativas o indígenas, personal del INPE y personas privadas de la libertad. En la tercera, se vacunará a las personas entre 18 a 59 años (MINSA, 2021).

Cabe resaltar la importancia del cumplimiento en el calendario, debido a que en este se prioriza a las personas más vulnerables según su edad y nivel de exposición al virus. En un hipotético escenario en donde la empresa privada venda vacunas contra la Covid-19, habría un gran riesgo de incumplir el calendario porque la compra no sería limitada a algún grupo etario o a las personas con mayor exposición. 

Articulación entre el sector público y privado

Hace unos días, la presidenta de la CONFIEP propuso que el sector privado compre vacunas para inmunizar de forma gratuita a sus trabajadores (Gestión, 2021b); agilizando el proceso de vacunación, de alguna manera.

Por otro lado, se pueden plantear propuestas como el subsidio estatal a las vacunas compradas por el empresariado. De esta manera, los precios serían más accesibles para toda la población.

En este sentido, a través de un diálogo constante, ambos sectores pueden llegar a acuerdos positivos. Por ejemplo, la posibilidad de que se flexibilicen algunos aspectos de las fases de vacunación, sería provechoso porque de alguna manera u otra, cualquier persona que esté inmunizada no podrá contagiar a aquellas más vulnerables. 

Cabe recalcar que actualmente el sector privado está apoyando en la logística para transportar y almacenar las vacunas desde el exterior a territorio nacional (Rumbo Minero, 2021).

Reflexiones Finales

Es indiscutible la necesidad, como país, de inmunizar a la población lo más rápido posible y de esta manera, se salven muchas vidas y la economía empiece a recuperarse. 

Como se planteó, la importación de vacunas por parte del sector privado puede conllevar potenciales ventajas y desventajas. Sin embargo, a través del inicio de un diálogo con el sector público pueden llegar grandes acuerdos y lograr que este proceso de vacunación sea más eficiente. 

Las decisiones deben ser tomadas y esperemos que se realicen aquellas que beneficien a la mayoría de la población y podamos cerrar, lo antes posible, una etapa que de seguir por más tiempo, solo traerá mucha más tristeza.

Referencias

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